domingo, 31 de mayo de 2020

ACTIVIDADES DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.1º DE BACHILLERATO.1/5 DE JUNIO.AMELIA

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1.       Lee el siguiente fragmento y responde las preguntas a continuación.

Supongo que a cada quien le corresponde su milagro. Por ejemplo, probablemente nunca me caerá encima un rayo, ni ganaré un Premio Nobel, ni llegaré a ser el dictador de un pequeño país de las islas del Pacífico, ni contraeré cáncer terminal de oído, ni entraré en combustión espontánea. Pero considerando todas las improbabilidades juntas, seguramente a cada uno de nosotros le sucederá una de ellas. Yo podría haber visto llover ranas. Podría haber pisado Marte. Podría haberme devorado una ballena. Podría haberme casado con la reina de Inglaterra o haber sobrevivido durante meses en medio del mar. Pero mi milagro fue diferente. Mi milagro fue el siguiente…

John Green: Ciudades de papel, Nube de Tinta

 
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a)    Identifica los sujetos de los verbos subrayados del texto. En caso de sujeto elíptico, recupéralo por el contexto.

b)    ¿Cuál es el núcleo del predicado en ni llegaré a ser el dictador de un pequeño país?

c)    ¿Cuál es la función sintáctica de me en nunca me caerá encima un rayo?

d)    Extrae tres atributos del texto e indica qué grupos nominales los forman.

e)    Localiza los grupos preposicionales del texto y señala su función sintáctica.

2.       Localiza los complementos circunstanciales de las siguientes oraciones, indica de qué tipo son según su significado y señala qué clase de grupo sintáctico los forman.

a)    Derrumbaron la puerta con una maza.

b)    Mañana nos reuniremos todos con mis hermanos en el aeropuerto.

c)    Con estos rotuladores sale muy bien la caligrafía.

d)    Hablaremos de ti esta misma noche.

3.       Copia las afirmaciones verdaderas y pon un ejemplo que apoye tu elección.

a)    Un grupo preposicional puede funcionar como complemento directo.

b)    El  complemento indirecto se puede sustituir por los pronombres le y se.

c)    Un grupo preposicional puede ser término de otro grupo preposicional.

d)    El complemento predicativo se puede sustituir por el pronombre lo.






1. Indica a qué género y subgénero literario pertenecen los siguientes fragmentos y justifica tu respuesta.

Elegía a la muerte de Ramón Sijé

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento, 5
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado, 10
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Miguel Hernández: Obra poética completa, Alianza


Tres sombreros de copa

Paula: (Que sigue distraída y sin hacer mucho caso de lo que le dice DIONISIO, siempre azoradísimo.) Haga usted algún ejercicio con los sombreros. Así nos distraeremos. A mí me encantan los malabares…

Dionisio: A mí también. Es admirable eso de tirar las cosas al aire y luego cogerlas… Parece que se van a caer y luego resulta que no se caen… ¡Se lleva uno cada chasco!

Paula: Ande. Juegue usted.

Dionisio: (Muy extrañado.) ¿Yo?

Paula: Sí. Usted.

Dionisio: (Jugándose el todo por el todo.) Voy. (Se levanta. Tira los sombreros al aire y, naturalmente, se caen al suelo, en donde los deja. Y se vuelve a sentar.) Ya está.

Miguel Mihura: Tres sombreros de copa, Cátedra








 

 

Elipse: IIIEl rayo de luna

Era de noche; una noche de verano, templada, llena de perfumes y de rumores apacibles, y con una luna blanca y serena en mitad de un cielo azul, luminoso.

Manrique, presa su imaginación de un vértigo de poesía, después de atravesar el puente, desde donde contempló un momento la negra silueta de la ciudad que se destacaba sobre el fondo algunas nubes blanquecinas y ligeras arrolladas en el horizonte, se internó en las desiertas ruinas de los Templarios.

La medianoche tocaba a su punto. La luna, que se había ido remontando lentamente, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al entrar en una oscura alameda que conducía desde el derruido claustro a la margen del Duero, Manrique exhaló un grito, un grito leve, ahogado, mezcla extraña de sorpresa, de temor y de júbilo.

En el fondo de la sombría alameda había visto agitarse una cosa blanca que flotó un momento y desapareció en la oscuridad. La orla del traje de una mujer, de una mujer que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, en el mismo instante en que el loco soñador de quimeras e imposibles penetraba en los jardines.

—¡Una mujer desconocida!…¡En ese sitio…! ¡A estas horas! Esa, esa es la mujer que yo busco —exclamó Manrique; y se lanzó en su seguimiento, rápido como una saeta.

Gustavo Adolfo Bécquer: El rayo de luna, Cátedra


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